Publicado por el Mar 10, 2009 en Civil, Noticias prensa |

El Registro Civil de Albacete se enfrenta ahora a los sinsentidos de la burocracia. Sus funcionarios atienden a una media de 150 personas a diario, aguantando con paciencia a los usuarios que no entienden los motivos de su lentitud. Y es que trámites que podrían resolverse pulsando un botón del ordenador se eternizan por falta de medios. Éste es el caso de los certificados de defunción, que se tienen que expedir como hace medio siglo, buscando entre los viejos libros del siglo XX y recurriendo a la fotocopiadora. Si el usuario no recuerda la fecha de la muerte, localizar el documento puede resultar un imposible.

Así lo ponía ayer de manifiesto a este diario Plácido Nieva, del Cuerpo de Tramitación Procesal, quien explicó que el origen del problema está en el Ministerio de Justicia. Fue este órgano quien acordó digitalizar todas las inscripciones del Registro Civil de Albacete desde el año 1950. Una empresa se encargó de escanear cada una de las hojas de los cientos de libros que guardan los nacimientos, las defunciones, los matrimonios, separaciones o divorcios acaecidos desde el siglo pasado en Albacete capital. El trabajo casi se completó, pero el presupuesto se agotó cuando faltaba el último fleco. Se terminó todo lo referente a matrimonios y nacimientos. Sin embargo, no hubo dinero para la base de datos de defunciones.

El proceso de digitalización, hasta donde ha llegado, funciona a la perfección. Si Nieva pone en su ordenador el nombre de un usuario o de uno de sus familiares, en cuestión de segundos aparece en la pantalla del ordenador su certificado de nacimiento, con lo que el documento en cuestión se imprime sin problemas, ahorrando tiempo tanto al funcionario como al interesado.

El problema surge cuando se busca una partida de defunción. Si el usuario llega con la fecha de la muerte, el funcionario se puede ir a los libros; buscar el tomo; introducir el dato en el ordenador e imprimir. Sin embargo, si, como suele ocurrir, se trata de una viuda que ni recuerda la fecha, de nada sirve bucear entre los papeles. La interesada tendría que ir al cementerio y volver con los datos porque, como el proceso de digitalización se ha parado en las defunciones, poner el nombre del fallecido en el ordenador no sirve de nada.

Para ser consciente de lo que supone haber dejado una base de datos a medias, basta con pasar una mañana en el Registro Civil. Ciento cincuenta personas pueden provocar una cola desesperante cuando la búsqueda de datos no va sobre ruedas. Los funcionarios recuerdan como una pesadilla el año en el que la Junta anunció las ayudas para las viudas. Éstas acudieron en avalancha y la mayoría no recordaba la fecha exacta de la muerte. El tiempo que se perdía en hacer cuentas, refrescar la memoria y buscar a ciegas en los libros retrasaba todo el trabajo.

«Aun teniendo todos los datos para localizar la defunción, el tiempo de búsqueda sin el ordenador se multiplica por cinco», lamentaba ayer Nieva.

El Registro Civil de Albacete empezó a informatizar sus inscripciones en octubre del año 2001. Desde entonces, todos los datos, aunque se mantengan los libros, se introducen en los ordenadores. Fue en octubre del año pasado cuando se decidió escanear todos los documentos, es decir, digitalizar los archivos para ganar tiempo en las peticiones de los usuarios.

Ahora, se puede consultar cualquier partida de nacimiento o registro de matrimonio desde el año 1950, pero las defunciones, que es lo que más trabajo genera, siguen sin base de datos. Certificados imprescindibles para una herencia o para una pensión de viudedad, se buscan con los mismos métodos que en el siglo XX. «Faltan los índices para poder consultar los datos que se han digitalizado».

A falta de completar el trabajo que inició el Ministerio de Justicia el año pasado, es curioso ver que en Albacete se han registrado 107.475 nacimientos entre 1950 y el año 2009. Asimismo, en este tiempo se han celebrado 31.307 matrimonios en la capital. «Podríamos atender a más gente y dar un servicio mejor», reconocía ayer Nieva, al tiempo que no entendía cómo el Ministerio de Justicia no ha previsto una partida extraordinaria para completar un trabajo tan necesario.

Nieva reiteró que «para certificar un nacimiento ahora, en lugar de ir al índice, al libro y a la fotocopiadora, certificamos en un minuto». Pasar del papel al ordenador ha supuesto un paso de gigante, pero el trámite se ha quedado a medio camino.

Fuente: laverdaddealbacete.es